Buscando información interesante para publicar en el blog me he encontrado con una traducción parcial de un artículo del New York Times acerca de la burbuja inmobiliaria que hubo en Japón a finales de los años 80 y principios de los 90. Para el que no sepa lo que pasó, haré un breve resumen. Los precios inmobiliarios subieron mucho, tanto que llegó a decirse que el terreno que ocupaba el palacio imperial que está en Tokyo valía más que todo el Estado de California. Pero todo se hundió, sumiendo al país en una crisis económica de la que todavía 14 años después no ha logrado sobreponerse. Lo peor de la crisis es que el país se sumió en una espiral de deflacción de la que es muy difícil salir (los precios de las cosas bajan, la gente no consume porque si se espera un poco estarán más bajos, como no hay consumos siguen bajando los precios).
El artículo del New York Times, de diciembre de 2005, se centra en las historias personales de la gente, que se metió en una vivienda pequeña, lejos del centro, por un precio increíble, una hipoteca de por vida y que encima ahora, 14 años después, vale menos que el precio de compra. Y lo que es peor, aunque por los ingresos de esa gente y los precios inmobiliarios actuales se podrían permitir vivir más cerca del centro, debido a que tienen una deuda todavía considerable y de que si vendieran la actual vivienda no podrían cubrirla, no hay forma de dejar de vivir donde viven. Dicha vivienda es para toda la vida.
El artículo deja una frase muy interesante, de un profesor de economía de la Universidad de Tokyo, que según dice el artículo es uno de los mayores expertos que hay sobre la burbuja inmobiliaria de Japón. Dice: «La mayor lección de Japón es no caer en el mismo estado de denegación que existió aquí. Durante una burbuja la gente no cree que los precios vayan a bajar. Esto se ha demostrado falso tantas veces en el pasado. Pero hay algo en la humanidad que no nos permite aprender de la historia».
Con esto no quiero decir que en España exista una burbuja que vaya a estallar de forma tan violenta como en Japón, de hecho las autoridades monetarias japonesas lo precipitaron todo con una subida demasiado agresiva de tipos de interés, cosa que en Europa no está pasando. Y tampoco existía demanda de vivienda por parte de extranjeros, como pasa en España. Pero sí hay que considerar que puede pasar, pueden bajar los precios y antes de comprar una casa hay que pensar que si algo así pasara en España es posible que la vivienda comprada sea el sitio de residencia para toda la vida.
Más información | New York Times, PaNeDu (traducción parcial del artículo original)