Según indica la Ministra de Vivienda María Antonia Trujillo, España encabezará en Europa un modelo ejemplar en cuanto a políticas de viviendas gracias a la nueva Ley del Suelo que en breve entrará en vigor. La nueva ley se convierte en algo más que las recomendaciones que proporcionan nuestros socios comunitarios con respecto a la política a seguir sobre la estructuración del suelo.
Quizá en España ya tenemos una ley, pero ha sido necesario elaborarla ante los abusos y la mala ordenación de nuestro suelo, muy distinto es el caso en el resto de Europa, que han bastado unas recomendaciones y no ha sido necesario formular una ley. Sentirse orgullosa de la nueva ley puede ser un acto muy lógico, pero también es necesario que la ministra se sienta avergonzada de todos los acontecimientos pasados a los que no ha hecho frente o no ha sabido resolver. La actual situación es, en parte, consecuencia de una mala gestión.
Volviendo al presente, la nueva Ley del Suelo contempla temas de interés que hasta ahora no habían sido contemplados en nuestro país, como puede ser la eficiencia energética, el consenso o la combinación social. De hecho, la nueva ley es bien recibida por la ONU augurando un futuro urbanístico de mayor calidad que terminará por implantarse en toda Europa.
El desarrollo urbano sostenible es el objetivo, siendo un principio jurídico que permitirá que todos los grupos sociales puedan trabajar al unísono. Ahora la Ministra parece que ha tomado diversas iniciativas y critica entre otros, la expansión y dispersión urbana de Madrid y Alicante-Elche, la urbanización que se ha dado durante estos últimos años de carácter desproporcionado, la concentración de varias propiedades de los entornos de las ciudades en unas pocas manos, como es el caso del área metropolitana de Madrid, un solo propietario dispone de 5,9 millones de parcelas catastralmente urbanas que no están edificadas y cinco millones más en parcelas rústicas.
Parece que el toque de atención de la Unión Europea (donde se ha cuestionado la legislación urbanística de Valencia y de España en general, la falta de respeto hacia los principios de las directivas de contratación europeas) y la inminente llegada de las elecciones le han proporcionado a la ministra una adecuada orientación para actuar frente a los problemas urbanísticos.
Se han empezado a intentar tomar algunas medidas, algo tarde pero, más vale tarde que nunca.
Vía | El Mundo
Más información | El Economista
Más información | Capital
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