José María Lapuerta, de profesión arquitecto


Si fuera un famosete, de esos que van a las tertulias de la tarde de la tele, me gustaría que mi casa la hubiera diseñado un arquitecto de los que llenan las revistas, como Frank Gehry, Santiago Calatrava, o la iraní Zaha Hadid, pues hacen edificios donde la belleza surge de conseguir extrañas formas, por lo que vivir en uno de sus edificios resultan ser bastante original y epatante.

Como a mí no me conoce ni “el potito”, y a los pocos que me conocen, ya no tengo forma alguna de asombrarlos, prefiero vivir en una casa diseñada por otro tipo de arquitectos, por arquitectos que se preocupen mas del espacio habitable, que del volumen exterior, por ejemplo, en una casa de José María Lapuerta, un arquitecto, no un artista, que solo pretende estirar el dinero que ponen a su disposición los clientes, para tratar de conseguir espacios que sirvan de hogar, lo más aptos y útiles posible.

No quiere decir que Lapuerta no sea un arquitecto que olvide la belleza. En su curriculum no faltan los premios que demuestran que también tiene esa preocupación, como el Premio a la Estética otorgado en el 2002 por la Comunidad de Madrid, pero considera que la fachada es tan solo la piel que rodea sus espacios, y que si resulta bella, será consecuencia de que el interior está armoniosamente repartido, como ocurre con los cuerpos de los animales.

Lo que le falta, y posiblemente no consiga nunca, es el reconocimiento público, pues la mayoría de los casos, los premios se los conceden sus propios compañeros, que saben apreciar las soluciones que aplica a sus obras, pero que a los profanos nos pasan desapercibidas. El Premio a la Estética lo recibió por un edificio en Coslada de solo 18 viviendas y un local, ¿cuantos particulares nos fijaríamos en un edificio así de pequeño?, en él el jurado formado por profesionales, valorá “la calidad del proyecto en su conjunto,.el aspecto innovador de las formas utilizadas y su integración al entorno”. El Colegio Oficial de Arquitectos de Valladolid le concedió el Premio de Arquitectura 89-90 a la mejor rehabilitación efectuada ese año, ¿sabríamos valorar cosas semejantes los ciudadanos de a píe?

El último premio que ha recibido es el XII Premio de Investigación Burdinola 2006, concedido por lo meritorio de su investigación en el ámbito de la Arquitectura Científica. Ello le coloca al mismo nivel que otros ilustres investigadores que le precedieron en este premio, como, Margarita Salas (Biología Molecular), José Coca (Ingeniería Química), Joan Rodés (Medicina interna), José Rivas (Nuevas nanotecnologías), el portugués José Rueff (Genética molecular), y el brasileño Aprigio Da Silva (Biomasa).

Ante semejante compañía uno supone que el premiado ha encontrado nuevas formulaciones para el hormigón, ha inventado espumas aislantes de cerámica o vigas de fibra de vidrió y resulta que no, que por lo que se le premia, es por la investigación realizada para “el diseño de programas de carácter asistencial para colectivos con problemas específicos, especialmente para las personas con discapacidad intelectual, así como en el desarrollo e innovación en edificios que respondan a nuevas demandas sociales”.

Es decir que estel prestigioso premio se le otorga por la labor realizada, para crear y construir unos edificios especialmente diseñados para discapacitados intelectuales y lo otorga Burdinola una empresa especializada en instalación de laboratorios, que ha realizado más de 2.000 proyectos de laboratorios farmacéuticos, químicso y petroquímicos en 45 países, pero absolutamente alejada del mundo de la discapacidad.

La cosa ha llegado despacio, como llegan las cosas a personas que solo pretenden hacer bien su trabajo. Un día, en 1992, ¡Dios sabe como!, entró en su estudio un encargo, hacer un “Comedor y Edificio de Usos Múltiples” en Burgos para ASPANIAS, la Asociación de Padres y Familiares de Personas con Discapacidad Intelectual. Nada que fuera especialmente interesante para un estudio de arquitectura, ni un gran presupuesto, estas asociaciones de padres distan mucho de ser ricas, ni de gran importancia social, solo para un pequeño número de discapacitaods, ni llamativo, algo funcional, un comedor para una ONG, un trabajo de arquitecto como tantos otros que llegan al estudio.

Algo así, tiene muchas probabilidades de sufrir en el estudio una faena de alivio, y producir en consecuencia un centro, ni bueno ni malo, como otros muchos, mas o menos adaptado a la problemática del discapacitado, o sea, que ni vale exactamente a un cojo, ni a un ciego, pero está a medio camino de lo que les vale a los dos, la pena que en este caso se trata de discapacitados psíquicos, con problemas absolutamente diferentes a un discapacitado físisco.

Por suerte, en esta ocasión dieron con un arquitecto diferente, con José María de Lapuerta, que antes de comenzar a diseñar, tuvo la santa paciencia de investigar cuales eran las necesidades reales de aquellos padres y cuales eran las limitaciones específicas de sus hijos. Fruto de ese primer trabajo fue un centro, modesto, en el que no se gasto una sola peseta de más, pero que cumplía su función mejor incluso, de lo que la asociación había esperado conseguir.

Y pasó lo que tenía que pasar, la voz corrió de una asociación a otra y poco a poco fueron llegando al estudio de Lapuerta, encargos de centros para otros discapacitados de uno u otro tipo. Si seguimos la cronología de como entraron los proyectos de este tipo en su estudio, notamos como el boca a boca va saltando de unos a otros y como los nuevos clientes no solo quedan satisfechos, sino que cuando tiene ocasión y presupuesto, repiten encargo. Se vuelven fieles, sin dudar que quedaron contentos de la obra:realizada.

*** 1992 – Comedor y Edificio de Usos Múltiples en Burgos para ASPANIAS, el primer encargo.
*** 1992 – Centro Especial de Empleo en Quintadueñas, (Burgos), nuevamente para ASPANIAS, su primer cliente que sobre la marcha, le encarga otro proyecto al mismo arquitecto.
*** 1993 – Residencia y Centro de día en Morales del Vino. (Zamora) para ASPROSUB, ONG que trabaja en apoyo de las adultos con deficiencias psíquicas.
*** 1993 – Centro Ocupacional y Reforma de Residencia en Salas de los Infantes. (Burgos).
*** 1994 – Centro Asistencial en Quintanadueñas, (Burgos) nuevamente para ASPANIAS.
*** 1994 – Centro de Formación y Módulos Residenciales en Polígono G-3. Burgos.
*** 1998 – Anteproyecto Residencia de ancianos en Quel (La Rioja).
*** 1999 – Residencia y Centro de día para personas afectadas de parálisis cerebral en Salamanca para ASPACE, Confederación Española de Federaciones y Asociaciones de Atención a las Personas con Parálisis y Afines.
*** 2002 – Residencia y centro de día para la tercera edad en Salamanca. para ASPRODES, dedicada a mejora de la calidad de vida de las personas con discapacidad intelectual.
*** 2002 – Centro Ocupacional en Morales del Vino. Zamora. para ASPROSUB , otro cliente que repite.
*** 2002 – Centro Especial de Empleo en Quintadueñas (Burgos), nuevamente para ASPANIAS una vez más,
*** 2003 – Centro de Atención Integral a personas con discapacidad intelectual. Carvajales de Alba, Zamora para ASPROSUB otra vez.

Con toda seguridad podemos considerar hoy a Lapuerta uno de los arquitectos más especializado en diseño de centros para discapacitados, y sin lugar el más experto para discapacitados síquicos y sin embargo, su mayor dedicación profesional, aparte de su labor docente como Profesor Titular de Universidad y Director y coordinador de los Cursos de Doctorado, sigue siendo la de arquitecto de viviendas residenciales y muy especialmente VPO.

Como decía al principio, sin que mi preferencia hacia él suponga demérito de otro tipo de arquitectos, como persona que no pertenece al mundo de la farándula, ni tiene el menor interés de asombrar o epatar a nadie, prefiero vivir en una vivienda hecha por un buen arquitecto, cuya máxima preocupación es conseguir diseñar edificios útiles, como Lapuerta, a vivir en recintos de quien tiene como meta, busca el hacer edificios bellos.

Mi felicitación a José María Lapuerta, porque han reconocido su labor, y la valoran al mismo nivel que la de los mejores investigadores, creo que el jurado del premio Burdinola tiene toda la razón. Quizá en el primer momento asombre un premio reservado a científicos, pero cuando lo estudias, es consecuente con la trayectoria de los premiados, todos trataron de hacer mas fácil la vida a la humanidad doliente..