Los habitantes de Madrid, por pura lógica administrativa, somos con cierta frecuencia espectadores de hechos que van jalonando la historia de España. Lo que resulta más raro es que la ciudadanía madrileña deje su papel de puro espectador, para ocupar el puesto de protagonista de la historia. Posiblemente haya alguno más, pero a bote pronto solo recuerdo dos momentos en el que el pueblo llano de Madrid haya ocupado el puesto de protagonista de la historia, la sublevación del 2 de Mayo, y el atentado del 11M, ambos sucesos permanecen muy vivos en la memoria colectiva de los madrileños.
De la sublevación del 2 de mayo, tenemos como recordatorio permanente un par de impresionantes cuadros de Goya en el Museo del Prado, para el segundo y más reciente hecho protagonizado el pueblo de Madrid, el terrible atentado del 11 M, tenemos un inmenso monumento, un cilindro de ladrillos de cristal de 160 toneladas de peso y una altura de 11 metros u 11 m. única alusión indirecta a los hechos.
Cuando sea aun más viejo y lleve a mi nieto al Prado, será fácil explicar ante la “Carga de los Mamelucos” o «Los Fusilamientos de la Moncloa» como un pueblo puede llegarse a sublevarse ante la tiranía y despotismo, hasta el punto de preferir perder lo mas valioso que tiene, que es la vida, a vivir en la humillación continua. Luego saldremos del Prado y a poco metros de distancia, se encontrarán un cilindro hecho con ladrillos de cristal y les explicaré que en esta ocasión los mártires no habían querido serlo, que solo iban a su trabajo como un día más y que se tropezaron en su camino con una bomba que les segó cruelmente la vida.
Y cuando mi nieto me pregunte que significa el cilindro de cristal, no sabré que contestar, Los cuadros de Goya conmemora sin lugar a dudas unos hechos y no son aplicables a otros hechos diferentes, igual pasa con el monumento a Colón, el Guernica de Picasso, o el monumento a Cervantes en la plaza de España Unas son obras maestras, otras no tan afortunadas, pero fueron diseñadas para honrar un hecho o a un personaje concreto y ayudan en con mas o menos genialidad a recordar lo que honran.
No ocurre lo mismo con un tipo de escultura moderna, donde se construyen unos llamativos hitos, que pueden ser geniales o vulgares, igual que ocurre con los monumentos clásicos, pero que se caracterizan por ser absolutamente intercambiables, El monumento a la Constitución de la Castellana podía perfectamente estar dedicado a la memoria de la Pasionaria, o a la entrada en la Comunidad Enropea, el clindro translucido de Atocha puede recordar el asesinato del 11 M, la caida del Muro de Berlín o los triunfos de Fernando Alonso en Fórmula 1, son monumentos absolutamente atemporales y vacios de historia.
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No soy crítico de arte y considero que solo tengo una sensibilidad artística medianamente cultivada, por ello no juzgo si desde un punto de vista estético el monumento es bueno o malo. A mi sinceramente, por fuera no me gusta, pero aún no he visto por dentro, donde quien ha estado, dice que es mas impactante. No me quejo por tanto, de la estética del monumento, al fin y al cabo si es un monumento fallido más en Madrid, no es algo que por ello llame nuestra atención, los geneiales son una escasísima minoría, los buenos bastantes mas, pero muchos menos que los vulgares y anodinos. .
De lo que me quejo, es que ese monumento, que pretende ser llamativo,»ostentoreo» que diría Gil y Gil, no tiene en cuenta para nada la anécdota que le da razón de ser y en este caso la anécdota es un atentado terrorista donde murieron cerca de doscientos inocentes y más de mil sufrieron graves lesiones. No hay derecho que eso, que es realmente lo importante, lo que los madrileños queremos honrar y recordar, no se relate de alguna forma en el monumento. Que no haya alusión a lo absurdo de su muerte, ni un recuerdo del dolor que a todos los demás nos produjo el hecho. Solo es un colosal pedestal sin estatua, vació de contenido. Nada que diga algo.
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Realmente esa escultura, ¿es cultura?