Grietas autorreparables


Dentro de una investigación sobre edificios sismicos resistentes que se está efectuando en el Reino Unido, me ha llamado la atención el estudio sobre un material plástico con la capacidad de autorreparar las grietas que aparecen en los muros.

No son necesarios terremotos para que aparezcan grietas en un edificio. Las grietas son el resultado de cualquier esfuerzo de cizalladura en una construcción, milimétricos fallos de cimentación, la vibración producida por una máquina, los portazos, las dilataciones y contracciones debidas a los cambios de temperatura, todos estos y muchos más factores, someten a elementos absolutamente rígidos,como los muros, a tensiones que se reflejan en la aparición de grietas, que, aun que ocurran en elementos no sustentantes del edificio, minan poco a copo la resistencia del muro, haciendo que con el tiempo crezcan desde grietas imperceptibles a rajas profundas que amenazan la estabilidad del muro

Naturalmente todo el proceso se frenaría, si a medida que aparecen las grietas en los muros debido a las tensiones que sufren, hubiese un sistema que las cicatrizara, permitiendo de esa forma, que el lienzo de pared se adapte poco a poco a los imperceptibles cambios de forma que les obligan las tensiones estructurales que padece el edificio. Esto es en esencia es lo que investigan en Inglaterra para el diseño de edificios antisísmicos.

Se pretende encontrar un polímero tridimensional que sustituya los actuales muros, capaz de autoreparar las grietas, que aprovechando el calor que producen la fricción que da lugar a su aparición, iniciar una reacción química reversible que descompone el material en sus componentes básicos y deja nuevamente que reaccionen entre si formando de nuevo el polímero, con lo que se suelda la grieta, quedando el muro con una superficie continua como el día que se colocó, pero ligeramente cambiada de forma.

La esperanza de encontrar este material “mágico” nace de las propiedades de una nueva familia de polímeros tridimensionales que gozan de una característica ya conocida en polímeros lineales. Se trata de la reacción química llamada Diles-Alder, donde dos moléculas orgánicas (furano y maleimida), se combinan formando largas cadenas, Esta reacción es reversible, si se clienta el plástico se separan los componentes pudiendo reaccionar de nuevo entre sí, ello se base de la utilización masiva de los materiales plásticos. Por ejemplo las bolsas de plástico son termosoldables, pudiendo sellarse sin dificultad con algo de calor. Esta propiedad no la tiene generalmente los polímeros tridimensionales, que se funden, se deforman y se queman, pero no se pegan entre sí. .

Un científico, Fred Wudl, del Exotic Materials Institute de la Universidad de California, ha logrado esta misma reacción en polímeros de tres dimensiones, con las que se pueden construir paneles de material plástico fuertemente interconectado en todas las dirtecciones, resistente y transparente que después de haber resultado agrietado, calentado a 120º, se autoregenera de nuevo. Esta línea de investigación permite albergar la esperanza que se encuentren en el futuro nuevos materiales para la construcción, a un coste aceptable, que posea nuevas y sorprendentes propiedades

Via Tendencias Científicas a través de La Flecha

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