La vida en la ciudad es tan extremadamente artificial que quienes vivimos allí ansiamos profundamente un contacto periódico con la naturaleza, esa es la auténtica razón que empujan a una gran cantidad de personas, a adquirir una segunda vivienda a escasos kilómetros de su vivienda habitual, para pasar en ella los fines de semana Sin embargo la vida ciudadana ha disminuido nuestra capacidad de superar las dificultades que la naturaleza salvaje coloca en nuestro camino.
Por ello más que con la pura naturaleza, con lo que deseamos es tener contacto es con una versión domesticada y “civilizada” de la naturaleza, lo que realmente deseamos es montar nuestra casa dentro de una “parcela” situada en una “urbanización”.
Solo en películas suecas se observa que el ideal sea tener una casa de troncos aislada al lado de un lago, si a un español le regalaran algo parecido a lo que vemos en esas películas, no sabría que hacer con ella. Los que deseamos para los fines de semana, es más bien algo similar a lo que hay en las escasas barriadas ciudadanas que quedan de chalets, pero situada de forma que a lo lejos se vean las montañas, el bosque y los prados.
Contacto con la naturaleza, si, pero visual y en pequeñas dosis, que nuestros pies se posen en una urbanización absolutamente “ciudadana” en la que no falte de nada. Por supuesto que haya lo fundamental, agua, electricidad y a ser posible gas, pero también asfalto hasta la entrada de la vivienda, farolas, aceras, y ¡ojo!, que no falte cobertura para el móvil y canales de televisión. Además, que haya cerca un centro “animado”, es decir, con bares, un restaurante, y sobre todo, mucha gente, pues si no hay gente, el sitio es “aburrido”
Creo no haber exagerado en la descripción del ideal que tenemos para la casa de fin de semana, sin embargo al escribirlo me doy cuenta de la sinrazón que conlleva. Si lo que queremos es vivir en la civilización, ¿por qué abandonamos la ciudad?. Calculo que solo un siquiatra tiene respuesta a esa pregunta y esa no es nuestra profesión.
Lo cierto es que mientras exista una clientela con esos deseos, habrá negocio para quienes “urbanicen“, es decir tomen un pedazo de naturaleza, lo parcelen en pequeños trozos y les doten de todos los servicios que el hombre modernos pueda tener. El problema es que ya lleva haciéndose esto desde hace tanto años, que los buenos sitios, aquellos lugares que tenían buenas vistas del paisaje o estaban próximos a lagos, en general cualquier buena localización, o está ya explotada o es económica imposible de urbanizar, o esta en un espacio de máxima protección ambiental, por ser un parque nacional, o un espacios protegido por cualquier otra circunstancia.
Sin embargo cada día aparecen nuevos lugares que son susceptibles de urbanizarse, bien porque los ayuntamientos, asfixiados por las deudas, ponen en explotación ecónómica alguno de los espacios que antes protegían, bien, porque la mejora de carreteras hace accesible zonas que antes quedaban difíciles o imposibles de urbanizar. En los últimos años se han realizado múltiples autovías y autopistas de peaje, se han asfaltado cientos de caminos y se ha mejorado la circulación por carreteras comarcales, todo ello ha “acercado” espacios que anteriormente quedaban fuera de toda posibilidad de urbanización para este tipo de negocio.
Así pues una labor del urbanizador,será establecer una buena red de información y contactos, que les alerten sobre los proyectos de recalificación que puedan tener los municipios, así como dedicar recursos para el estudio sistemático de los Boletines Oficiales que informan de las inversiones y mejoras que se van a efectuar en vías de comunicación y transporte, para anticiparse y tomar posiciones en la labor urbanizadora a otros posible competidores
El urbanizar es una labor que exige grandes inversiones y una visión de negocio a medio plazo, pues desde que se inicia un proyecto, hasta que se culmina, no es raro que pasen ocho o diez años. Ello limita las empresas que puedan optar a esta posibilidad a un numero reducido de empresas con gran potencial económico.
No obstante hay posibilidades también para compañías de menos recursos, y es la posibilidad es urbanizar solares, es decir parcelas de reducido tamaño, que aparecen como ampliación de zonas ya urbanizadas. Urbanizar estos solares es mas económico y rápido que hacerlo en zonas vírgenes, pues solo se trata de extender las redes ya existentes de calles, luz, alcantarillado etc. sin que sea necesario construir accesos hasta la parcelas y invertir en el equipamiento social de la urbanización, el problema reside en que naturalmente los terrenos ya no tienen el precio de las áreas libres, sino uno mucho más elevado.
Dada la escasez de estos espacios, conviene igualmente ponerse en contacto y pactar comisiones con las agencias inmobiliarias de la zona para que se cree una red que informe de los terrenos que puedan ser construibles. El construir en solares o el sustituir viejas cuadras, o almacenes por viviendas, puede ser una fuente de ingresos fiables, si se consigue continuidad en el suministro de solares edificables, lo que no es sencillo.
Sin embargo, en lo que en mi opinión hay mucho negocio para los pequeños constructores, es buscar el trabajo en el otro borde del añillo. Al igual que la mejora de comunicaciones pone al alcance de la gente nuevos espacios para la segunda vivienda, amplía el espacio de la vivienda habitual y muchas zonas que antes eran consideradas de segunda vivienda, pasan a estar consideradas adecuadas para vivir todo el año..
El efectos de cambio de uso se ve además potenciado por padecerlo viviendas con un apreciable buen número de años a sus espaldas, siendo corriente que la sufran viviendas de 20, 30 o más años de existencia. Quizá no seamos totalmente conscientes de ello, pero el cambio de uso supone que debe cubrir unas prestaciones que se necesitan para la vivienda habitual que no se solicitaban a una segunda vivienda.
Por ejemplo en multitud de casos, la vivienda se pensó para ser usada en el buen tiempo, sobre todo para utilizarla en verano, siendo por ello la calefacción inexistente, o claramente antieconómica, así como en conjunto mal adaptada para aguantar el tiempo frío, ventanas de hierro, cristales sencillos, suelo de mosaico, etc. pues para dos fines de semana en invierno, con encender un motón de estufas eléctricas, en paz, y a nadie preocupaba el coste, mientras que para el nuevo uso, mas si están situadas en un sitio serrano, el tema pasa ser de la máxima prioridad .
También en estos años la idea de confort ha evolucionado y hoy por ejemplo se considera casi obligado en una casa de tres dormitorios, tener dos cuartos baños, o armarios empotrados en las habitaciones, o que si tiene cuatro pisos tenga ascensor, prestaciones todas que hace años no se solicitaban normalmente en segundas viviendas.
La rehabilitación de viviendas por el cambio de uso puede ser una actividad para el pequeño contratista que le de incluso más trabajo que el que pueda absorber si consigue cierta fama entre el vecindario de seriedad y calidad en la obra, pues las noticias de trabajos de este tipo bien hechos en tiempo y presupuesto, se extienden por el boca a boca y como las cerezas, unos trabajos arrastran a los otros.
Este articulo correponde a la serie Segunda Vivienda del que se han editado los siguientes post