El futuro de las ciudades medianas


En mi navegar por Internert, he dado con un interesante artículo de Juan Freire, dedicado a estudiar las estrategias que aplican los políticos que gobiernan ciudades entre los 100.000 y 300.000 habitantes con la intención de hacer prosperar y crecer sus ciudades.

En su curriculum, Juan Freire aparece como profesor universitario y emprendedor empresarial, pero en mi opinión es sobre todo un humanista interesado en lo que ocurre en su alrededor. En su blog piensa, discurre y comenta sobre todo lo que siente y le rodea, centrado al rededor de temas como la innovación, el urbanismo, y el equilibrio entre el desarrollo y la sostenibilidad.

Opina Freire que las ciudades intermedias, (aquellas que no son nucleos de áreas metropolitanas, pero tiene un volumen de ciudadanos extenso), no tiene capacidad económica para diseminar su estrategia de futuro entre varias opciones y tienen que elegir entra dos modelos, transformarse en lo que el llama “ciudades museo” o por el contrario tratar de ser “ciudades creativas”.

Las primeras apuestan por trasformarse en un nodo de la red cultural, se apoyan sobre todo en la inversión publica, mientras que las otras apuestan por la búsqueda del desarrollo económico, evolucionan su tejido empresarial de los negocios que se van quedando obsoletos a nuevos mercados emergentes, y basan fundamentalmente la inversión, en la iniciativa privada. Exagerando un poco, diríamos que su teoría es que unas ciudades se decantan por la creación de símbolos culturales emblemáticos, como auditorios, polideportivas de élite, o la formación de orquestas sinfónicas, mientras que otras, buscan crear nuevas vías de desarrollo económico, con la creación de polígonos tecnológicos, o pequeñas réplicas de Silicon Valey. Ejemplo de las primeras serían Salamanca, Santiago de Compostela y Oviedo, en contraposición con las segundas que serían Burgos, Vigo y Gijón.

Augura Freire que las primeras, sobre todo aquellas que en la el sorteo de las nueva administración territorial, les ha tocado el premio de ser sede de un gobierno autonómico, luchan por conseguir parte del pastel turístico, pero terminaran burocratizadas y cada vez más dependiente del presupuesto público, obligando a sus habitantes a vivir de lo que familiarmente llamamos la “mandurria”, siendo su final, terminar como “ciudad museo”, con pocas perspectivas de futuro, posiblemente condenadas a un futuro gris.

Las otras, a espaldas de la clase política y con menos participación en los presupuestos oficiales, huyen del modelo espectacular y efectista de crear centros culturales tremendamente deficitarios, que solo pueden sobrevivir con la inyección constante de dinero público y buscan penetrar en nuevas áreas de desarrollo industrial prometedor de futuro.

Según Freire, ninguno de los dos modelo se corresponde a la nueva lógica de la era digital, pero le parece mucho más fácil que evolucione hacia un nuevo mundo basado en soluciones digitales y en red, las ciudades que buscan nuevos caminos en la competencia económica, que las ciudades esclerotizadas en el pasado, agarradas a los presupuestos como medio para sobrevivir.

Se queja que la Universidad, que debería actuar en este proceso como motor del desarrollo, se ha alineado con la burocracia y el estatismo, pese a todos sus discurso de apuesta por la innovación, su compromiso con la empresa, etc., que no dejan de ser más que brindis al sol, políticamente correctos, mientras en la realidad, se aferra a la burocratización, y se alejan de los afanes del ciudadano, reticente a integrarse con el tejido empresarial urbano y con la cultura ciudadana.

Particularmente, echo de menos una explicación, al menos somera, de su visión de lo que es “la línea evolutiva del mundo digital, basado en los mercados entendidos como conversaciones” y los “nuevos modelos digitales y en red “. A pesar de ello, considero su post muy clarificador de las políticas de futuro que han tomado muchos municipios, y especialmente gratificante es la crítica a la labor que realiza la Universidad Española, sobre todo, viviendo de alguien que pertenece a ese estamento.

Como el desarrollo de nuestras ciudades y el modelo económico que sigan para conseguirlo, tiene amplia repercusión en el urbanismo que promuevan y en los diferentes el tipo de inmuebles que ese desarrollo va a necesitar, aconsejo su lectura. Prometo darme una vuelta por los archivos de este blog para ver si encuentro una aclaración a los puntos que, al menos para mí, han quedado obscuros.

Via Nomadas 21/12/06