La agobiante escasez de suelo del centro de las ciudades hace que se aguce el ingenio a la hora de encontrar solución a uno de los problemas más graves que padecen, el aparcamiento de vehículos. Si entramos en un garaje público, observaremos que el espacio perdido en pasillos suele ser superior al espacio dedicado a aparcamiento y que una parte de este se pierde en la separación imprescindible que hay que dejar para poder entrar y salir de los vehículos. Por otra parte aunque los vehiculos mas altos no llegan al 1,80 de altura rara vez un garaje no tiene techos muy superiores, por lo que aprovechando todos los espacios libres se podrían acumular muchos mas coches en el mismo volumen.
Esto es lo que consiguen los parking robotizados, donde se entrega cómodamente el coche sobre una plataforma en el área de recepción del parkíng y un sistema robotizado lo traslada a una estantería, donde queda depositado a la espera que se le solicite. Estos parking existen desde hace años. Sin tener en cuenta precedentes semi manuales, el más antiguo es el de la sede de Deutsche Bank en Munich, construido por Krupp en 1958, hoy abundan tanto en Alemania como en Japón y Estados Unidos. En España el primero lleva años funcionando en las Ramblas de Bacelona, pero aún siguen siendo algo raro.
Como hemos indicado, la ventaja más evidente de los parkings robotizados es el aprovechamiento del espacio, pues alojan tres veces más coches que un parking tradicional, aparte dan más seguridad contra robos y accidentes fortuitos dentro del parking. También producen un ligero ahorro energético, al eliminar el desplazamiento en marchas cortas por el recinto y el gasto de energía en iluminación y ventilación del parking, que es inferior el gasto generado por el transporte robotizado.
La mayor desventaja es la dependencia de la robótica y los posibles fallos del sistema o a cortes de energía, pese a que se cuente con grupos electrógenos de emergencia. No obstante el mayor problema no se produce dentro del garaje, sino en su entorno, al acumular más vehículos en el un punto de la ciudad, se incita a su uso creando problemas de circulación en el entorno de difícil solución.
Dos empresas en España, Mecalux y Klaus Ibérica se ofrecen para este tipo de proyectos. A nivel internacional las compañias más conocidas son la alemana Wöhr y la estadounidense Robotic Parking..
Por último un ejemplo de cómo el mundo digital puede complicar la vida cuando las cosas se tuercen, en Hoboken, New Jersey, centenares de automóviles quedaron atrapados por varios días, cuando el parking robotizado quedo paralizado al finalizar la licencia de uso del software de los robots y no llegar a un acuerdo comercial entre los dueños del garaje y los creadores del software.
A los propietarios, aparte de informarles del riego jurídico de utilizar el software sin licencia, se les avisó que en el software había diseminadas bombas lógicas, que de no ser desactivadas, hacían impredecible el funcionamiento de los robots. Terrible a la par que divertida historia. Desconozco si además los propietarios de los vehículos atrapados, tuvieron que pagar varios días de aparcamiento de sus vehículos en el inflexible cajero automático..