Aprendiendo de la Arquitectura Popular


El atractivo de un pueblo está en el paisaje que forman sus casas, tan diferentes entre sí, las hay bajas y altas, con un corral adosado o muy estrechas, incluso a veces se rompe la alineación, de modo que las calles rodean a las casas en vez de estar ellas en los bordes de la calle. Escrito así, puede parecer caótico, pero la realidad es que el conjunto alcanza una gran unidad y belleza.

Incluso los balcones y ventanas de un mismo edificio suelen ser diferentes. En la arquitectura popular la casa se diseña de dentro a fuera, los ventanas se eligen en función del uso, un pajar tiene una ventana diferente a un dormitorio y en la sala se pone un balcón para tener más luz.

El paso del tiempo también deja su huella, nacen nuevas necesidades y mueren otras, con ello cambian los usos dados a la vivienda y la casa se transforma para adaptarse, en un sitio, la cuadra agrandó la puerta para dar paso al tractor, mientras que en otro, un balcón fue tapiado y sustituido por un ventanuco. Prima la utilidad, la fachada no es más que la piel que cubre la vida que se desarrolla en su interior, pero la belleza nace por si sola, la unidad nace no de una norma sino de la adaptación del edificio al medio.

Se utilizan materiales abundantes y baratos en la zona, se aprovecha al máximo los factores climáticos, geográficos y geológicos que reduzcan los costes de construcción y mejoren la habitabilidad. Se evoluciona lentamente desde modelos probados anteriormente, buscando con un número reducido de cambios, adaptar la construcción a los nuevos requerimientos. se conserva con ello rasgos constructivos diferenciales, tanto en los materiales utilizados, como en las soluciones arquitectónicas adoptadas. Se deja poco margen para la fantasía y la frivolidad, siguiendo una lógica basada en el sentido común, que despoja de casi todo lo que no sea estrictamente necesario, consiguiéndose con ello resultados; sobrios y elegantes.. .

Puesto que las viviendas pasan de generación en generación mediante un proceso continuo de mantenimiento y adaptación de la casa a las necesidades de cada momento, no se pueden descubrir tendencias o movimientos arquitectónico Cada elemento es empleado al máximo de sus posibilidades y una vez finalizada su función, se le recicla con los mínimos cambios imprescindibles a nuevos usos que prolonguen su uso. Portones, rejas, columnas, basamentos y ventanas pasan a formar parte de nuevas edificaciones desde viejos edificios derruidos, dando una continuidad estilística a las nuevas construcciones.

Al contrario, la Arquitectura con mayúscula, se preocupa mucho de las fachadas, unos huecos iguales se reparten simétricamente, y de seguir las tendencias y las modas, hoy se lleva la carpintería de aluminio y mañana se llevará la de PVC, la fachada será de ladrillo, hasta que la moda no haga cubrir de falsa piedra. Claro, luego lamentamos la brutal monotonía de las nuevas urbanizaciones, que la ventana debiera estar un poco más a la derecha, para poder apoyar el cabecero de la cama, o que el sol entra inclemente en las habitaciones que miran a poniente. ¿No deberían los arquitectos y urbanistas aprender algo de la sabiduría pueblo?.


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