Carril bici mas metro


He visitado Berlín durante unas cortas vacaciones, no voy a hacer aquí elogios de esa ciudad, pues no se adecua a la temática del blog, pero voy a centrarme en una característica que no es única de Berlín, sino muy común en ciudades centroeuropeas, el. carril bici. La perfecta simbiosis conseguida entre paseantes, bicicletas y automóviles que unas veces separados y otras mezclados, circulan por las calles berlinesas.

El tema es candente, porque en muchas ciudades españolas está apostando por esta solución y así como en las ciudades de tamaño medio, se ve fácilmente que es una solución válida, en los grandes núcleos urbanos, no parece una solución posible, pues las distancias se vuelven demasiado grandes.

Siempre pensé que en estos sitios el carril bici era una buena intención, pero utópica. La extensión de una gran ciudad hace imposible el desplazamiento en bici, por ejemplo ayer tuve que ir de Chamartín a Carabanchel, dos barrios de Madrid, según el cuentakilómetros de mi coche, distan 24 kilómetros. No es posible hacer, esos kilómetros y otros tantos de vuelta, a quien no entrene especialmente como ciclista.

Pensaba por ello que el carril bici era en una gran ciudad, era simplemente un circuito para que lo utilizara quien quisiera hacer ejercicio en bicicleta, sin que tuviera mas utilidad práctica, una forma de satisfacer el deseo de un grupo de ciudadanos de hacer esa forma de ejercicio, tan legítima como que el ayuntamiento provea de piscinas o de pistas de tenis a quienes deseen practicar esos deportes.

Así entendía yo, y así lo entiende en Madrid mucha gente. Por ello, creía correcto y útil el carril bici que se ha trazado a lo largo de la carretera de Colmenar en Madrid, pero no veía la utilidad al carril urbano abierto recientemente en la calle O’Donell, pues ¿qué uso puede tener un carril de 400 mts. al que no sabes como llegar desde la puerta de tu casa?.

En Berlín han apostado por la bici sin complejos, en todas las calles en las que ha sido posible han destinado un carril de un metro de ancho, bien por las aceras, bien por el firme, para la circulación de los ciclistas. Estos recorridos no forman un circuito continuo sino islas por las que los ciclistas pueden circular con comodidad, separadas entre si por lugares donde el ciclistas pueden optar entre circular por la acera, sabiendo que en ella el peatón tiene la preferencia, o por la calle donde ha de tratar de dificultar lo menos posible el tránsito de los coches.

Pese a lo que pudiera parecer se ha establecido una relación tolerante entre todos que funciona a la perfección, cuando el ciclista va por la acera modera bastante su velocidad de crucero y si es necesario hecha pie a tierra, cuando va por el asfalto procura ir por el borde dejando vía libra a los coches que por su parte cuidan de la integridad del ciclista.
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Han añadido algo más, que me parece que asegure el éxito del sistema, las bicis tienen un espacio reservado en el metro y en los ferrocarriles de cercanías, en esa parte del vagón, el viajero sabe que tiene que convivir con las bicicletas, de modo que si lo considera molesto, tiene el resto del vagón para viajar.

Con la ayuda del tren y el metro, prácticamente cualquier ciudadano tiene la alternativa de realizar un viaje en el que solo recorre en bicicleta los primeros y los últimos metros de su recorrido, haciendo la mayor parte del viaje en un vehículo público. Así pues el berlinés que vive en una ciudad dormitorio para desplazarse a su puesto de trabajo tiene tan solo que recorrer en bicicleta, algo que cualquier persona normal de cualquier edad puede soportar.

Con ello no solo amplían la posibilidad de usar la bicicleta a casi toda la población en sus desplazamientos habituales, sino que incluso acercan las estaciones del extrarradio a las urbanizaciones donde habita la mayoría de la población. Con solo un 20% de personas que sustituya el desplazamiento que antes hacía en coche por la bicicleta es un 20 % menos de coches en las carreteras de entrada a la ciudad en las calles y en los parking.

Y todo ello a un precio reducido, en las estaciones se usan la infraestructura que se puso en marcha para dar acceso a los minusválidos al tren, aunque en muchos casos los ciclistas optan por utilizar las escaleras mecánicas y en los vagones tan solo se han eliminado en una zona los asientos, arecido a lo que se ha hecho para proveer espacio para las sillas de ruedas, ahí se sustituyen los asientos fijos por asientos plegables junto a las paredes. En las calles, el carril bici no es más que una capa de asfaltado de color granate. Y donde se puede se colocan unos soportes donde candar las bicicletas finalizado el viaje, si no los hay ya se las inganian los ciclistas para buscar una farola u otro sitio donde la bici no moleste.

Naturalmente que la creación de carril bici da lugar a negocios del todo insospechados, por ejemplo como se ve en la fotografía, en Berlín existen grupos de turistas en bicicleta que se desplazan siguiendo a un guía que les va enseñando la ciudad y ahí donde hay algo que ver, agrupan y escuchan las explicaciones del guía, también existe un servicio de alquiler de bicicletas, al que estando suscrito, con una sola llamada se SMS te devuelven la clave para abrir el candado de una bicicleta, que acabado su uso, dejarás nuevamente candada allí donde te venga bien para que la use el siguiente.

No obstante, para mi un valor adicional de la bicleta, que solo la realidad de su funcionamiento te hace sentir, es la diferencia entre pasear por calles, y parques, con gente encapsulada en sus vehículos o con personas que a velocidad moderada se cruzan o te adelantan, la sensación de estar acompañado hace mas seguros y agradable tus desplazamientos por la ciudad.

Las ciudades centroeuropeas nos suelen aventajar para este tipo de transporte, por estar situadas en una orografía prácticamente planas, frente a orografías más difíciles, como puede existir en Madrid o Barcelona, a cambio nosotros tenemos muchos más días secos y sobre todo sin nieve o hielo que las que soportan estas ciudades. Creo que nuestras autoridades deberían apostar por esta solución al transporte, y no por motivos ecologicos, que los hay, sino porque realmente puede ser una importante mejora en las comunicaciones en las grandes ciudades. La dificultad del desplazamiento en las grandes ciudades se esta transformando en una soga que asfixia poco a poco a la ciudad, probar esta solución alternativa, no exige grandes desembolsos y tiene muchas probabilidad de conseguir buena aceptación entre el público, liberar las calles de una parte de los automóviles es bueno para todos, incluso para el tráfico que reste..


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