Cada año ocurren en España 425,000 robos, sobre un parque aproximado de 24.000.000 de viviendas, por lo que según las estadísticas, mas o menos, deberá tener la visita de los cacos cada 50 años, o lo que es lo mismo, lo probable es que una vez en su vida padezca esta desagradable experiencia.
Como siempre las estadísticas engañan y no será asaltada nunca la vivienda de mucha gente, mientras que otros padecerán varias veces este tropiezo. Comencemos por afirmar que no hay forma de hacer invulnerable una vivienda, siempre será posible entrar en ella. A hora bien, hay medidas que dificultan el hacerlo a tal punto, que los cacos desvían su interés hacia objetivo más sencillos. Esto se procura con dos tipos de medidas, unas pasivas, basadas en resultar poco atractivo para los cacos y las medidas activas, que tratan de dificultar su entrada. En este capítulo veremos lo referente a las medidas pasibas.
Sensatez y discreción
La primer medada básica es no tener en casa objetos que sean del interés de los ladrones, dinero, joyas y objetos valiosos atraen a los ladrones, es preferible guardar estos objetos en los bancos que en casa, (aunque también los bancos sufren periódicamente la visita de los ladrones), La segunda medida es la discreción, no comente con nadie que guarda en casa objetos de valor, y en la medida de lo posible no haga ostentación pública de los mismos. Ocurre con frecuencia que asaltan una casa al día siguiente de haber exibido en una fiesta unas joyas, cuando las joyas que se sacaron del banco no se habían vuelto a ingresar.
Con todo es imposible mantener la casa sin objetos de interés para los ladrones pues las motivaciones de estos son variadas y hay “gustos” para todos. Mientras que un caco “profesional”, un ladrón de guante blanco, despreciará todo excepto dinero, joyas, piezas de arte y quizá tarjetas de crédito, un drogadito a la desesperada arramblará todo aquello que pueda transformar en dinero y no despreciará la pantalla de plasma o el tomavistas. Hay veces que los cacos están “poniendo su casa”, en tal caso, aparte de las cosas de valor, se llevan los objetos más variados, desde ropa de cama, a cuberterías, incluso se registran casos de robos de objetos de tocador a medio usar como pasta de dientes, o una maquinilla de afeitar. Por último están quienes asaltan una casa solo por el gusto de hacerlo y aparte de los múltiples destrozos que puedan efectuar, se lleva o consume en el mismo domixilio las bebidas que encuentre
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Simulación de presencia
Así pues pese a nuestro cuidado por no acumular objetos de valor y de ser discretos, cualquier casa inevitablemente contiene objetos que pueden ser codociados por ciertos delincuentes. Así que pasemos a la fase de disuadirlos, de que no nos tomen como objetivo de sus fechorías. Uno de los motivos de la máxima disuasión, es que haya alguien en la casa. La mayoría de los robos se producen cuando la vivienda permanece vacía, por ello debemos ser discretos también en los comentarios sobre nuestras vacaciones y salidas de fin de semana, de forma que nadie tenga la seguridad que la casa queda vacía de todos los habitantes de la casa.
Simular la presencia es una de las formas más eficaces de ahuyentar a los ladrones. Una de las prestaciones básicas de la demótica es precisamente la simulación de presencia, mediante sofisticados equipos de demótica, (cada día mas sencillos de instalar y baratos), suben y bajan persianas, encienden de forma aleatoria luces, a la vez que conectan y desconectan la radio.
Algo parecido podremos conseguir con algo de ingenio y uno cuantos relojes interruptores enchufables como estos que venden en ferreterías y supermercados, además lo expertos aconsejan no cerrar del todo las persianas y mantener algo de ropa colgada en las cuerdas. Otro punto que deberemos controlar es que no se acumule el correo en el buzón.
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